30.9.09

Documento Liminar


A TODOS LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD
EDIFICADORES DE LA COMUNIDAD SOCIAL

PRIMERA PARTE
De lo general a lo particular, del macro al microproceso

I - PODER ANÓMICO MUNDIAL
Y GEOPOLÍTICA MALTUSIANA


Muchos son los aspectos que pueden tomarse como prioritarios a la hora de evaluar la situación mundial en la que vivimos inmersos. Intentamos una descripción de los pensamientos, acciones, métodos y sistemas que nos afectan, con una visión tan alejada del pesimismo como de la ingenuidad, partiendo de la observación de la realidad inmediata en la que nos toca actuar y, dentro de ella, el estado del hombre y las evidencias que muestra de un proceso de destrucción que lo ha degradado.

Pensamos como propicio este tiempo de develación de las políticas que deciden los poderosos del planeta y, en consecuencia, las acciones que nos corresponden para neutralizar las medidas ajenas que nos perjudiquen, impulsando a la vez las propias iniciativas. Recordamos que la historia de la humanidad, es la historia de las sucesivas integraciones desde la tribu hasta las naciones y los continentalismos – que es la etapa que vivimos -, hasta la última integración universal cuyas líneas esenciales se están prefigurando desde mediados del siglo pasado.

Los grupos capitalistas que financiaron a uno y otro bando en las dos conflagraciones mundiales, se desprendieron de los estados luego de la segunda guerra que devastó a los países involucrados, estableciendo una Pax que trasladó la confrontación bélica a la periferia del mundo - según la perspectiva de los llamados países centrales -, en donde se han dirimido por las armas mas de 500 conflictos.

Para la época de esplendor del simulacro denominado “guerra fría”, que enfrentaba supuestamente al este y al oeste del mundo, comenzaron a desarrollarse acciones orientadas hacia el eje geopolítico norte-sur. Se multiplicaron los ámbitos de coordinación capaces de evitar la guerra entre los poderosos de la tierra, imaginando políticas a gran escala que aplicaron valiéndose de un virtual “poder ejecutivo mundial” (1), la estructura burocrática de las Naciones Unidas.

Aquí es donde los Rockefeller, Ford, Roschild´s, y compañía, alertados por las proyecciones demográficas que indicaban un crecimiento de tal magnitud en el ”tercer mundo”, que obligaría el desplazamiento del centro de decisión para el año 2030, lideran las actividades que se proponen desactivar la “bomba demográfica”, bajo camuflajes como “salvaguardar la paz”, “preservar el medio ambiente” y “proteger los recursos alimentarios y energéticos necesarios para la vida humana”.

Las “ideologías de sostén” (2) –maltusianismo, organicismo, eugenismo, ecologismo naturalista, feminismo hembrista – y los “movimientos contraculturales”– salud reproductiva, ideología de género (3), revisionismo étnico ó indigenismo -, se esparcieron desde entonces impulsadas por fundaciones privadas y desde la sede central de la ONU ubicada en Nueva Cork. Desde allí, sus “ministerios globales” organizados ahora en “comisiones generales”, se despliegan en organismos de “intervención territorial” como la FAO, PNUD, UNICEF, PNUMA, ACNUDH, ONUDI, etc.. capacitados para atraer, formar, financiar, subsidiar y conducir ordenando ó cooptando centenares de miles de “ONGs”.

Las mejores franjas de la dirigencia vocacional de cada país, queda empantanada en su militancia sectorial y comunitaria atendiendo cada una su parte, sin horizonte ni coordinación capaz de organizar las fuerzas a nivel nacional, en un movimiento que resulta imprescindible para solucionar “el todo” en su conjunto.

El mismo “contagio” ha ido uniformando los contenidos de los programas de organismos continentales como la OEA y de los estados nacionales, que han quedado relegados por ofrecer aún resistencias locales y presentar mecanismos institucionales que aparecen inadecuados a las disposiciones mundialistas.

En ésta tensión permanente entre las fuerzas uniformadoras globalistas y las culturas nacionales, la disuasión ya no necesita medios militares porque se ejerce endeudando a los países, interviniendo sus administraciones a través del FMI y privatizando sus Bancos Centrales para manejar la escasez constante de moneda.

Las citadas ideologías – se lo hayan propuesto originalmente ó no -, han impulsado el desarrollo de megalópolis, liberando de ocupantes las zonas agrícolas productoras de proteínas; han impulsado el control natalista en perjuicio de la vida y de la soberanía familiar; han provocado la revisión histórica exaltando las etnias (4) para redefinir la soberanía sobre los recursos naturales; han impuesto la ecología naturalista (5) para “prepararle el terreno” al cambio tecnológico que migre los sistemas de la energía calórica a la “energía fría” (6) y han endiosado la tecnología con el múltiple propósito de sostener su iniciativa político-económica y extender su predominio cultural inmanentista sustituyendo el mundo sobrenatural por el mundo virtual.

II - ANOMIA ARGENTINA : DE PUEBLO
A MASA INORGÁNICA Y DISPERSA


Ubicada en una posición geopolítica de privilegio, con inmensas riquezas en recursos naturales y peligrosamente subpoblada, la Argentina no puede pasar desapercibida ni quedar al margen del sistema imperante y su aguda crisis. No obstante, a las características generales de la situación ya enunciadas, le aporta sus propias particularidades, al calor de su historia y del genio de su pueblo.

A mediados del siglo pasado, un original proceso independiente de las potencias que disputan el control mundial y se lo reparten al fin de la guerra, desemboca en un movimiento tercerista, con una doctrina de inspiración cristiana. Mas que su apresuramiento y las imposiciones de su etapa dogmática - señaladas por detractores interesados pero también por sus legítimos adversarios -, fue el salirse del molde imperial lo que le costó un doloroso retroceso, instigado por Inglaterra y ejecutado por sectores internos interesados en la conservación de antiguos privilegios.

La pérdida de la soberanía y la expoliación de los recursos materiales, fueron las secuelas evidentes de la interrupción del proceso popular que han quedado profusamente asentadas en las estadísticas oficiales de aquel tiempo. Sin embargo, no figuran en las anotaciones las pérdidas espirituales que son fundamentales sobre todo a la hora de reorganizar la voluntad soberana de la Nación. En aquellos días se fracturó la unidad del pueblo alrededor de su historia y sus valores cristianos.

A tal punto enraizó el pensamiento y la voluntad externa en élites privadas y de la burocracia estatal, que la pugna por la posesión de la Argentina se ha extendido sin resolverse hasta nuestros días.

A la etapa neoliberal de la “doctrina de la seguridad nacional” organizada en el continente por Estados Unidos y de su contracara, el “foquismo” marxista coordinado desde la URSS, ambas expresiones regionales de la guerra fría ya citada, le siguió la secularización de la cultura, el desmantelamiento del estado y de las fuerzas armadas impuestos luego de la derrota en la heroica batalla del Atlántico Sur (7), el robo y endeudamiento constante del patrimonio y, finalmente, el alineamiento político-cultural en la “doctrina de la seguridad demográfica” (2).

Pero, así como la inspiración y voluntad de los hombres es previa a la creación de una institución, todo colapso institucional se produce por la desaparición de la voluntad de los hombres que la componen. Para anular al hombre, hay que disolver los dos ámbitos en los que madura su personalidad y encuentra su identidad, la familia y la patria. Para disolver a la Patria, hay que poner en duda sus orígenes, desmitificar a sus próceres, distorsionar y ocultar su propia historia fundacional, dividir al pueblo y separarlo de su fe, de sus creencias tradicionales y avergonzarlo de sus propias armas.

Lúcidos testigos del proceso argentino, ya advertían en los 70 sobre la destrucción del hombre y la disociación de la comunidad nacional - así como de la pequeña comunidad, el “tejido social”-, reclamando por una “revolución cultural” que tome al hombre integralmente desde su interior, sin lo cual ningún movimiento político ó social puede tener verdadero éxito.

III - LA COMUNIDAD DISOCIADA

Bajo la presión anómica denunciada, no hay comunidad que pueda salvarse de sus efectos, especialmente las que están interconectadas con la zona mas afectada de la Argentina : el macrosistema de Capital Federal y el conurbano bonaerense.

Podemos verificar no sólo la pérdida de lo que tenemos - depredación de nuestro patrimonio ictícola, negligencia en la preservación de la biomasa, desaprensión turística, desinversión histórica en el cuidado de las costas y del agua potable y del mar-, sino también con el extravío de lo que somos, por el desarrollo de una “contracultura de la muerte”.

En la lista de problemas a enfrentar, que todos podemos hacer rápidamente, figuran desde hace tiempo la destrucción del “tejido social”; la degradación de las instituciones ; la incapacidad del sistema de representación política de esta escasa y vetusta democracia delegativa; la exclusión de los ámbitos de decisión de centenares de organizaciones comunitarias; el vanguardismo político que nos detiene en el enfrentamiento setentista sin esperanzas de reconciliación; la corrupción de gran parte de la dirigencia: el descarado robo del sistema financiero de usura; los recurrentes conflictos sectoriales; la pelea de pobres contra pobres; los métodos extorsivos del pedigüeñismo político; la violencia epidémica generada por el narcotráfico, el aumento de la brecha entre ricos y pobres, la inequidad social y las conductas animalizadas de generaciones nacidas y crecidas en el hambre, la miseria y el desinterés de sus semejantes. Por si esto no alcanzara, antiguas endemias y epidemias, junto a modernas pandemias de dudoso origen, completan un cuadro de ribetes genocidas.

Cuando la disociación toma el cuerpo social, no suele detenerse antes de oponer a todos contra todos. Como nos decía Amelia Podetti, vemos que “...tanto en Hobbes como Marx ya pueden encontrarse las convicciones más profundas del nuevo orden “moderno”, de la comunidad disociada : el materialismo como filosofía, el egoísmo como motor de la conducta, el lucro, la competencia y la guerra como relaciones básicas y fundamentales entre los hombres, la glorificación de la actividad económica y técnica, la concepción de la vida humana y de la historia en términos económicos, el repudio de la filosofía y la sobreestimación de la ciencia físico-matemática, el ateísmo y la consecuente negación de un destino trascendente y de todo valor espiritual; la justificación de la expansión y de la explotación imperial; la degradación de la naturaleza, convertida en presa de los apetitos y objeto de guerra entre los hombres; un hombre que al mismo tiempo es degradado de su dignidad en cuanto mero ser económico, y puesto por encima de la naturaleza como una cosa a la que se debe someter y explotar.
Para ambos, todo en el hombre se determina o se explica por apetitos económicos: el sentimiento religioso, el amor a la patria, los lazos familiares, la virtud, la lucha secular de los hombres por su dignidad, por la justicia, por la libertad, por la felicidad y la grandeza, sólo son armas camufladas de la guerra de todos contra todos por la posesión de las riquezas”.

En una notable contradicción por un lado se invierte en personal y material de seguridad, recurriendo como nunca a fuerzas de emergencia para evitar la violencia criminal, y por otro lado se acentúan las políticas disgregadoras de la familia, que es el ámbito por naturaleza para el aprendizaje de la paternidad, maternidad, filialidad; es decir, de la fraternidad, la solidaridad y la paz.

Mientras sigamos confiando en los programas “enlatados” por la sociología de la ONU, de la OEA ó de cualquier nido de tecnócratas a sueldo de los globalistas, mas que en la capacidad profesional autóctona y el sentido común para la reconstrucción política de nuestras comunidades, no habrá solución efectiva para la pandemia de violencia.

IV - LA DISOLUCIÓN DE LA FAMILIA

Ya en la década del sesenta se veían los rasgos iniciales de las operaciones antropológicas destinadas a contraponer a la mujer con el varón, a la subvaloración de la maternidad y del matrimonio y a la disolución de la familia misma.

Hoy, al terminar la primera década del siglo XXI, la familia aún está en retroceso. Lo habitual es contar mayoría de padres separados, matrimonios en segundas nupcias, madres solteras, padres abandónicos, etc., a lo que debe agregarse la falta de estímulos económicos y sociales, la violencia doméstica de ambos sexos (3 varones golpeadores por cada mujer golpeadora), la falta de protección y cuidado de la maternidad, la contracultura esterilizante (8) y las operaciones del llamado Movimiento LGBT (9) para equiparar con el matrimonio a todo tipo de unión.

Sin embargo, éstas han sido las acciones secundarias. La línea central en ésta deconstrucción anticivilizatoria, sin la cual no habrían podido desarrollarse las demás, es la negación, desvirtuación y disminución de la figura del padre. Son los padres, entendidos como “jefes de hogar” y sostén de la familia y éstas como células del tejido social, los que ahora configuran tal vez el mas sensible de los “grupos vulnerables”. Así, la atención social se requiere frecuentemente por la vulnerabilidad de las mujeres, de los niños, de los ancianos, de los discapacitados, de los excluidos, de los indígenas, de los transexuales, pero nunca por los padres, que son la “clave de bóveda” de nuestra arquitectura social.

El padre primero fue excluido y postergado en el trabajo, luego cuestionado como jefe de familia, acusado de autoritarismo al primer gesto de genuina autoridad, discutido en su patria potestad y ahora se amenaza su progenitura con filosofías y tecnologías eugenistas (10) dirigidas a la clonación y a la fertilización de óvulos con óvulos.

Como no era posible la desaparición del padre biológico sin la desaparición del Padre Eterno, la secularización y el inmanentismo “postmoderno”, han hecho como que Dios no existe. Suponiendo que debe vivir sin el Padre Eterno, el hombre no sabe adonde va, pierde la unidad de destino de su familia y también la autoridad que como progenitor, proveedor y protector, vuelca en la familia.

Sin el padre, se pierde la Patria, “lo de los padres”, y finalmente también se pierde la madre, pues queda obligada a ocupar un lugar que no le corresponde y a dejar el que le corresponde. La falta de hombría está demostrando una defección, una falta de la formación materna, tanto como la desaparición de la figura del padre, que puede ser por alejamiento real ó por una presencia desdibujada, convertido en “amigo” ó en cómplice de sus hijos en el proceso de adolescer de madurez.

El padre que todavía sostiene su autoridad, soporta casi invariablemente la sospecha de autoritario. Puede cómodamente ser el “flaco”, “loco”, “amigo”, ó el “dulce”, “ídolo”, ”fiera”, pero no el padre. Puede ser correspondido con prontitud, pero no obedecido. No hay diferencias jerárquicas, no hay traslado de potenciales mayores a los menores, que es como transcurre la energía y la vida. Se ha impuesto un igualitarismo horizontal, tan letal como el mas injusto de los verticalismos.

V - EL HOMBRE SIN LA VERDAD SOBRE SI MISMO

Hemos recorrido algunos de los rasgos esenciales de la situación del hombre, consideradas en las macro dimensiones, para llegar a la situación concreta del hombre argentino y a la nuestra en particular, como varones y mujeres miembros de la comunidad marplatense.

Alcanzan a divisarse, como los eslabones de una cadena, las etapas del proceso de disociación. Hubo durante algunos años de cultura neoliberal y darwinismo social, una prédica exagerada de la competitividad, que trascendió las fronteras del márketing y de la economía, para introducirse como fuerza disgregadora en las relaciones entre las personas.

La competitividad cultural superó a la complementariedad, la alteridad, la solidaridad y llevó al aislamiento por desconfianza. Y la desconfianza sistemática fue la partera de la soledad, que produjo el aislamiento del ser y provocó el miedo, que por su parte prohijó el odio y, finalmente, el odio al odio : el que ve como se arma su vecino por miedo a los ladrones, termina armándose para defenderse de ambos.

Asimismo, se coincide en líneas generales en que estamos en una situación de pérdida de las certezas vitales, de pérdida del sentido de la vida y, peor aún, de pérdida de la voluntad de sentido. Los congresos de psiquiatría que anualmente se desarrollan en nuestra ciudad, nos han dejado la asombrosa cifra del 34 % de la población argentina afectada por trastornos de algún tipo. Diversas estadísticas del crecimiento abrumador de las afecciones mentales, llevaron a gran parte de los profesionales a proponer ya en el 2008, la creación de un Ministerio Nacional de Salud Mental. Y los farmacéuticos nos informan que desde la crisis del 2001, nuestra población aumentó el consumo de psicofármacos hasta un 18 % del total de las recetas que se prescriben en la ciudad.

El ausentismo con carpeta psiquiátrica, la violencia sufrida por las docentes, las afecciones del personal estatal ó privado que se desempeña en atención al público, así como de los mismos profesionales de la salud que ha alcanzado porcentajes sin antecedentes, también es indicador de la situación real.

Pero la neurosis social (11) no sólo afecta la mente. Varias patologías han crecido asociadas al crecimiento de los riesgos de vida, a la incertidumbre y a la ansiedad anticipatoria que se origina con la inestabilidad política, económica y social.

La contracultura ha desorientado a tal punto a nuestro hombre, que suele tomar decisiones colectivas que lo perjudican, creyendo que en realidad lo favorecen. Se ha convencido que está superando tabúes del pasado y asumiendo modernas conductas transgresoras, cuando sólo está regresando sus prácticas íntimas a la etapa precristiana, transgrediendo el amor verdadero y animalizándose por la voracidad de la industria y el comercio de la lujuria.

Vive en estado de exhortación continua a no discriminar, depredar ó descuidar al extranjero, al que tiene otra piel, al que tiene otro pensamiento, al menor, al discapacitado, al indígenas, al homosexual, al transexual, al sectario, a las ballenas, a las mascotas, a los lobos marinos, a la madre tierra, a la naturaleza, etc.,etc.. Pero como discriminar significa diferenciar apartando, ésta insistente prédica de “agregación creciente” pareciera que busca no diferenciar, que sería lo mismo que abandonar la conciencia. Mas sencillo, completo y eficaz es predicar el amor al prójimo, que como expresión de un humanismo integral y solidario incluye todo lo demás.

Como siempre, el igualitarismo extremo devela inconfesables intenciones, ya que lo mas probable es que después de conseguida la igualdad, sean otras las manos que manejen las nuevas desigualdades en su beneficio. La técnica de negar primero, para negar la negación después, es la esencia de la contracultura.

Pero volvamos a nuestro hombre, que creyendo que la libertad es hacer lo que se quiere en cualquier momento, va cayendo en una esclavitud que, otra vez, ya es “objetiva” en muchos lugares del mundo y también en nuestro país, como se ha denunciado y publicado, respecto del trabajo de extranjeros y el de adolescentes “a prueba”.

La modernidad agonizante del norte, no la naciente del sur, suele alienarnos con las escenas de un futuro que, si llegara a realizarse, seguramente sería en sus poblaciones y metrópolis. Nuestro hombre admirador de la tecnología, confía en las megalópolis adelantadas con escenas hollywoodenses del futuro, sin reparar que vivimos en una patria que debe ser repoblada, impulsando la vida en los pequeños pueblos de todo el interior y fundando nuevos pueblos con métodos de ingeniería social que hagan sustentada – mas que sustentable -, la vida en ellos. Además, el repoblamiento de la argentina es una de las principales medidas contra la violencia criminal y la degradación del hombre.

También ha creído que la política es sucia, que es el poder el que corrompe y por ello ha abandonado y despreciado la política, olvidándola como don de sí mismo y entregando el manejo de la cosa pública a los que después rechaza por corruptos. Se olvida que es el materialismo la base de la concupiscencia y que ésta es la que rompe el corazón, el verdadero cor-ruptus.

Otros parecen persuadidos que la armonía social llega por la exigencia organizada de los derechos ante el estado, pero se olvidan que el estado mismo existe por el cumplimiento ordenado de deberes en los que ya no se repara. Y, contrariando esta corriente, hay quienes reclaman el orden que se consigue imponiéndolo a la fuerza, sin siquiera meditar en las lecciones del pasado reciente, que aconsejan instalar la esperanza en el cuerpo social organizando la “demo” para que, restituída su voz, pueda abandonar la necesidad de expresarse por medios violentos.

Hay una “sociología del campo de concentración”, que revela cómo se subvierten los valores fundamentales de la vida, cuando es ésta la que puede perderse. Si fuera aplicable a nuestra realidad, habría que prestarle atención al modo en que se levantaron las “alambradas contraculturales”, cómo se fabricaron los grilletes y las cadenas de la muerte.

Claro, sería menester reinstalar la verdad en todo sentido, volviendo a darle al hombre la certeza de su ser trascendente. Habría que elevar el alma y “reordenar la agenda” cotidiana, empezando por El Camino, La Verdad y La Vida.

SEGUNDA PARTE
De lo Particular a lo General, del Micro al Macroproceso

VI - RECONSTRUIR EL HOMBRE Y LA
FAMILIA : REVOLUCIÓN CULTURAL


“La persona humana es el fundamento y el fin de la convivencia política. Dotado de racionalidad, el hombre es responsable de sus propias decisiones y capaz de perseguir proyectos que dan sentido a su vida, en el plano individual y social. La apertura a la Trascendencia y a los demás es el rasgo que la caracteriza y la distingue: sólo en relación con la Trascendencia y con los demás, la persona humana alcanza su plena y completa realización. Esto significa que por ser una criatura social y política por naturaleza, « la vida social no es, pues, para el hombre sobrecarga accidental », sino una dimensión esencial e ineludible”. Doctrina Social

En el cuerpo social la salud puede correr tan rápido como la enfermedad, aún cuando se trate de un proceso de disociación severa como el que sufrimos. La época propicia dará algunas señales al respecto, marcando un cambio de espíritu y una nueva predisposición general a reparar los daños producidos. Este es un momento oportuno para unir al pueblo a partir de la re-unión de los cristianos.

A pesar que hay quienes se niegan a ver el aspecto principal del daño y, a la manera de Ortega y Gasset, dicen ¡Argentinos a las cosas!. Estamos de acuerdo, pero contestamos !Primero Argentinos a los argentinos!. Y para ello se debe comenzar por la reconstrucción del varón, enseñando y aprendiendo en el camino de la observación de la misma tarea que se realiza, con el objetivo de transformar un individuo en persona, un ser inmanentista en uno trascendente, un materialista en un hombre espiritual e íntegro, un egoísta en una persona solidaria, en suma, un hombre capaz de asumir responsabilidades.

La responsabilidad primera es siempre la de hacerse responsable de sí mismo, pues conlleva la necesidad de “vencerse a sí mismo”, que es la batalla mas importante a la que se puede aspirar, pues no sólo se es virtuoso cuando se poseen pasiones : se lo es mas aún si se las controla. Y la responsabilidad segunda, es saber hacerse responsable del prójimo, aquél que esté mas cerca de uno, el otro yo, sabiendo desde el principio que eso significa enseñarle a hacerse responsable de sí mismo y luego, de otros. Y así se origina en el microproceso, multiplicándose infinitas veces, hasta que la calidad inicialmente comprometida en la transformación cultural anhelada, se transforma en suficiente cantidad como para generar imitación generalizada.

Allí, desde el lugar mas profundo a donde llegó la contracultura, debe comenzarse la reconstrucción del hombre, para reconstruir la autoridad del padre, que a su vez es reconstruir la autoridad de la madre, con la que se podrá reconstruir la familia, base para la reconstrucción de la comunidad territorial y finalmente, de la soberanía nacional.

En el camino será preciso comprender y asimilar a cabalidad la antropología cristiana, sobre la que se basa la cultura nacional de los argentinos, cuyo curso histórico debe ser continuado. Pero esto no será posible sin reconocer primero la creación y al Creador, es decir, sin primero reconocer la autoridad de Dios Padre sobre todo lo creado.

“Descubriéndose amado por Dios, el hombre comprende la propia dignidad trascendente, aprende a no contentarse consigo mismo y a salir al encuentro del otro en una red de relaciones cada vez mas auténticamente humanas”. Doctrina Social

Luego podrá reconocer que Dios hizo al hombre varón y mujer, restituyéndose la complementariedad, fundamento de la mutua colaboración (12) como superación de un igualitarismo falso e imaginario, que ha tendido a anular la vida.

La reasunción del ejercicio de la paternidad, se continúa con la restitución del ejercicio de la maternidad y significará también la reasunción de la filialidad y de la verdadera fraternidad. Luego, los vínculos familiares se desarrollan y trasladan su armonía a la comunidad, creando la paz y la amistad social.

Cabe acotar que sería ingenuo imaginar un esfuerzo intenso pero breve. Se trata de iniciar un proceso político cultural que vaya desalojando la contracultura de la muerte, perfeccionándose en el camino por la propia capacidad de corregir los errores, en un largo proceso.

VII - MAR DEL PLATA COMUNIDAD SOLIDARIA

“Los hombres renovados por el amor de Dios son capaces de cambiar las reglas, la calidad de las relaciones y las estructuras sociales : son personas capaces de llevar paz donde hay conflictos, de construir y cultivar relaciones fraternas donde hay odio, de buscar la justicia donde domina la explotación del hombre por el hombre.” Doctrina Social

En el microproceso “el problema de la humanidad” se convierte en el problema del hombre concreto y singular. Cuando se pasa al orden familiar y luego al comunitario, entendido éste como el primer grado de organización, como familia de familias, aparece la cuestión política pública insoslayablemente.

Por eso, al pasar a este plano, recurrimos a experiencias propias y a la observación de las medidas correctivas que se intentan actualmente, en medio de las urgencias por el “default humanístico” (13). En el mar anómico constituido por vastos sectores de nuestra población, cualquier intento de corrección parece “un arnero para tapar el cielo”. Y deja la sensación que en la carrera entre el orden civil y el caos, este último tiene asegurado el triunfo.

No obstante, hombres responsables capaces de dar testimonio en sus ámbitos de vida y en sus hogares, comprometidos en la tarea de cultivar comunidades solidarias tanto sectoriales como territoriales, nos dan la esperanza de erigir una cadena de “islas de la vida” que, por la calidad humana de sus integrantes, sean capaces de inspirar imitación.

El desarrollo de un proceso político-cultural necesita lecturas correctas, la elección del momento adecuado, la formación de una pequeña “cantidad de calidad” de varones y mujeres, que luego sepan traducirla en cantidad suficiente para componer la “masa crítica” que impregnará sus contenidos al conjunto social.

Los tiempos en que puedan verse los frutos de la acción sobre la sociedad, dependen de varios factores organizativos propios, pero fundamentalmente de la mayor ó menor receptividad que encuentre en la marcha. Si ha madurado el tiempo de la contracultura y ha comenzado su declinación, podrá verse en los hechos, en el terreno mismo.

Como método de organizar el poder, presenta una gran diferencia : no cualquier poder merece ser construido. Si ahora el pueblo brilla por su ausencia y el poder radica en escasas manos, nadie que emprenda el mismo camino está libre de terminar haciendo lo mismo una vez que haya asumido.

Sólo merece ser construido el poder del pueblo y para el pueblo y cualquier poder que se construya sin pensar primero en la construcción de una legítima autoridad, será un poder personal ó de círculo, pero no del pueblo.

“La comunidad política deriva de la naturaleza de las personas, cuya conciencia « descubre y manda observar estrictamente » el orden inscrito por Dios en todas sus criaturas : se trata de « una ley moral basada en la religión, la cual posee capacidad muy superior a la de cualquier otra fuerza o utilidad material para resolver los problemas de la vida individual y social.
La comunidad política, realidad connatural a los hombres, existe para obtener un fin de otra manera inalcanzable: el crecimiento más pleno de cada uno de sus miembros, llamados a colaborar establemente para realizar el bien común, bajo el impulso de su natural inclinación hacia la verdad y el bien”. Doctrina Social

VIII - UNA NUEVA ARGENTINA

Primero se organizan los hombres uno a uno en el microproceso y luego las comunidades que son familias de familias. Pero aún en el caso de una floreciente experiencia comunitaria distrital, nada duradero podría esperarse sin la modificación de líneas generales de acción, cuyo trazado exige la intervención de dirigentes y estructuras nacionales.

Sin un plan de repoblamiento de la Argentina, que dedique ingentes inversiones a privilegiar el arraigo en los pueblos del interior – los que hoy existen y los que hay que fundar -, nuestras comunidades no podrán detener la incesante migración que vacía el campo y llena de hacinamiento los cordones periféricos de las grandes ciudades extendiendo el hambre, el desamparo, las enfermedades y la violencia originada en la epidemia toxicómana.

Repoblamiento y organización de un cordón de comunidades solidarias, son medidas complementarias. Y ambas necesitan atención nacional, aunque las comunidades pueden gestarse y organizarse localmente. Pero el criterio de una común-unidad, es que los planes que se consideren estratégicos para nuestro bien común, merecen la búsqueda del acuerdo de todas las fuerzas políticas, económicas, sociales y culturales de la ciudad, para lograr la unanimidad en la petición ante las respectivas estructuras nacionales.

Claro que, al llegar a éste punto, en la práctica se encuentra un obstáculo que ha sido hasta ahora irreductible. La organización de nuestro sistema político depende de la conformación de los partidos, que son las organizaciones que monopolizan la representación. Pero la reforma que se pide a gritos desde varios sectores, cuestiona tanto este monopolio como las formas elitistas de selección de candidatos, la ausencia de un fuero que consagre al pueblo como elector y poderdante y una reestructuración que baje al plano distrital las organizaciones partidarias y los juzgados con competencia electoral.

Del mismo modo, las dificultades tienen una “topografía” localizada, influida por una serie de circunstancias históricas, culturales, geográficas, etc., que exigen un fuerte proceso autonómico de los pueblos, llevando el poder de decisión cada vez más cerca de sus manos. Debe quedar constitucionalmente establecida la posibilidad de que cada comunidad se dé su propia carta orgánica, preservando la unidad mayor a la que pertenece, que es la Nación.

La participación reclamada desde la esfera política, se dará si se convoca a decidir y no meramente a ejecutar lo que ya se haya decidido. Para eso se necesita una democracia en la que tengan cabida organizaciones sociales que trasciendan el candado de los partidos, que encuentre formas menos delegativas para ejercer el poder y que respete sobre todo las iniciativas orgánicas pues ya nadie puede gobernar sin el concurso organizado del pueblo.

Siempre nos ha costado imaginar como posible una reforma política eficaz para un distrito, si no es contemplado y perseguido un acuerdo en la construcción de un proyecto que tensione y reúna a las grandes fuerzas nacionales,. No obstante, estos aspectos como muchos otros que es posible reunir en un proceso de consulta a los propios marplatenses esperan la acción que los ponga en marcha, pues “no hay nada que el no hacer no haga”.


TERCERA PARTE
Instrumentos Organizativos

IX - RED MILITANTES DE LA ESPERANZA
Características de la Red
Consejo Coordinador y Consejo Ejecutivo
Despliegue territorial
Estatuto de la Asociación Civil

NOTAS :

1. Prof. Michel Schooyans. La ONU gobierno mundial...
2. Prof. Michel Schooyans.
Maltusianismo y soberanía nacional
3. Varios autores.
Origen de la Ideología de Género
4.
Declaración de Barbados por la Liberación del Indígena
5.
Carta de la Tierra
6. Varios autores.
Poder anómico mundial
7. Dr. Julio C. González.
Denuncia del Tratado con Gran Bretaña
8. Population Research Institute.
La esterilización forzosa
9. Enciclopedia digital Wikipedia.
Movimiento LGBT
10. Por César Muñoz Acebes.
Humanos hormigas
11. Prof. Juan A. Yaría.
Default Humanístico : “Serás como Dios”
12. Joseph Ratzinger.
La colaboración del hombre y la mujer
13. Prof. Juan Alberto Yaría.
Default Humanístico : Anomia

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