2.7.09

El Origen de la Ideología de Género


1. Primera nota : El origen de
la Ideología de Género


Esta ideología, no busca el bien de la comunidad, sino el control de voluntades a través de un lavado de cerebro que comienza por realizar distorsiones en el uso del lenguaje. En su planteo, sustituye el concepto de sexo por el de género. El sexo biológico es suplido por el género, y está supeditado al deseo de cada uno, razón por la cual, la libertad sexual se expresa a través de cinco posibilidades: mujer homo y heterosexual, hombre homo y heterosexual, y los bisexuales.

El matrimonio, es sólo una opción para vivir feliz, pero hay otras igualmente válidas, como vivir con quien quiera, de la forma que se quiera, como expresión de libertad. Se considera expresión de libertad la vida en pareja, las relaciones homosexuales, la prostitución, la promiscuidad… En este planteo el Estado debe garantizar los derechos sexuales y reproductivos, lo que supone no sólo el hacer y el ser sexualmente lo que uno quiera, sino que también se vuelve necesario proteger el derecho a disponer de la procreación: no procrear cuando no se quiera, y si se procrea, disponer de lo procreado destruyéndolo con el aborto.

La maternidad es vista como una enfermedad (por eso el aborto se considera en este proyecto un “acto mèdico”); el matrimonio como un acto de sometimiento de la mujer al hombre.

El origen de la ideología de género, como se sabe, es marxista. Frederick Engels, trasladó el razonamiento de Marx a la familia. De acuerdo con el Prof. Michael Schooyans[2], “Se trata de una reinterpretación de la lucha de clases”. Engels dio una interpretación de la lucha de clases distinta de la de Marx. Para Marx la lucha de clases opone el capitalista y el proletario; pero para Engels es primordialmente la lucha que opone al hombre y a la mujer en el matrimonio monogámico. Conviene, por consiguiente, acabar con el matrimonio monogámico, y liberar a la mujer de los cargos de la familia, de la maternidad, del marido, etc. para que pueda dedicarse a la producción en la sociedad industrial. Así, Engels concluye que “el primer antagonismo de clases de la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer unidos en matrimonio monógamo, y la primera opresión de una clase por otra, con la del sexo femenino por el masculino” (Frederick Engels, The origin of the Family, Property and the State").

Este mismo autor, aplicando el historicismo a la realidad familiar afirma que “la familia, ... es el elemento activo; nunca permanece estacionada, sino que pasa de una forma inferior a una forma superior a medida que la sociedad evoluciona de un grado más bajo a otro más alto”. Pero Engels no se detiene en la idea de que “la familia cambia con la historia”, sino que propone la dirección de esos cambios. De manera un tanto incoherente, dice: "el estudio de la historia primitiva nos revela un estado de cosas en que los hombres practican la poligamia y sus mujeres la poliandria y en que, por consiguiente, los hijos de unos y otros se consideran comunes"[3].

Y decimos que esto es incoherente, porque si tal era la familia primitiva, y según él, ella cambia de una forma inferior a otra superior, proponer este tipo de familia como aquel al que se ha de tender, implica un claro retroceso, una clara involución de una forma de familia superior, a una inferior.

En definitiva, se utiliza el engaño para lograr una finalidad perversa. Se reivindica la salud reproductiva y la preocupación por el estado sanitario de la mujer, cuando en realidad se pretende encubrir la legalización de un homicidio como es el aborto. La maternidad se presenta como un problema de salud o como un mal, que debe curarse con el aborto.

Este tipo de planteos, es propio de un feminismo radical, de un feminismo machista. Si queremos realmente defender un feminismo femenino que tienda no a la igualación de sexos sino a la igualdad de derechos, debemos ver en la maternidad lo más sublime de la mujer. Si realmente queremos defender a la mujer y evitar que se convierta en una cosa u objeto de placer sexual, debemos defender su maternidad, pues las relaciones extramatrimoniales, la prostitución, el aborto... terminan por destruirla como madre, como mujer y como persona.

2. Segunda nota : “sexo por género”.

Sustituír en nuestro vocabulario el término "sexo" por "género" no es una ingenuidad de los vaivenes del lenguaje. Es, más bien, una seria amenaza para nuestra sociedad.

El lenguaje es un organismo vivo, en evolución. Pasa el tiempo y se van acuñando palabras nuevas, como expresión de los cambios culturales que se van sucediendo. Hoy se ha puesto en boca de muchos el término "género" que sustituye a la palabra "sexo". Así, por ejemplo, cuando usted llena una solicitud de empleo, pudiera ser que ahí aparezca la pregunta: "¿cuál es su género?" en vez de "¿cuál es su sexo?"

Utilizar la palabra "género" en nuestro lenguaje no es simplemente un signo de moda. Detrás de ese término se esconde una ideología malévola que busca abrirse paso en las conciencias para instalarse en nuestra cultura.

En 1995 se realizó la Conferencia Mundial de la ONU sobre la Mujer en Pekín. Este foro fue aprovechado para lanzar una gran campaña de difusión del término "género". Muchos de los participantes de la cumbre ignoraban el sentido exacto de la palabra y pidieron una definición a sus propulsores. Y fue así como la directiva de la Conferencia dio la siguiente definición: "El género se refiere a las relaciones entre mujeres y hombres basadas en roles definidos socialmente que se asignan a uno u otro sexo".

Una nube de confusión se creó entre los delegados, principalmente entre los provenientes de países católicos. Estos pidieron una explicación más amplia y esta fue la respuesta: "El sentido del término género ha evolucionado, diferenciándose de la palabra sexo para expresar la realidad de que la situación y los roles de la mujer y del hombre son construcciones sujetas a cambio".

La ideología de género afirma que no existe el hombre natural ni la mujer natural, y que no hay una conducta exclusiva de un solo sexo. Esto quiere decir que no hay una esencia femenina o masculina, y que tampoco existe una forma natural de sexualidad humana. Según los difusores de esta ideología, si usted nació como hombre o mujer, aprendió a comportarse como tal porque así se lo enseñaron en la cultura, pero no porque esa conducta pertenezca a su biología de hombre o mujer.

Por ejemplo, si usted es mujer y le gusta maquillarse, cocinar, cuidar los niños, ser detallista y delicada en sus relaciones con los demás, si tiene gusto por la espiritualidad y el arte, y si siente atracción hacia el hombre, todo ello se debe a que usted así lo aprendió de la cultura. Como quien dice, se lo impuso la sociedad. Pero, en realidad, usted pudiera tener gustos y preferencias como las de un hombre porque no existe una naturaleza de mujer, ni una psicología femenina.

Los partidarios de la ideología de género también buscan difundir otros términos como "patriarcado o patriarcal" para hablar de control masculino sobre la mujer; "preferencia sexual" para decir que existen diversas formas de sexualidad incluyendo homosexuales, lesbianas, bisexuales, transexuales y travestis, todos equivalentes a la heterosexualidad; "homofobia" para indicar a las personas prejuiciadas en contra de los homosexuales; "heterosexualidad obligatoria" para señalar que se fuerza a las personas a pensar que el mundo está dividido en dos sexos que se atraen sexualmente uno al otro.

Vivimos en una sociedad cada vez más andrógena o "unisex", donde las conductas que antes se consideraban exclusivas de un sexo, como por ejemplo utilizar aretes o ser policías, van siendo adoptadas por el sexo contrario. Un proyecto de nueva sociedad, con una pluralidad de formas de vivir la sexualidad y con diversos tipos de "familia", es el objetivo de quienes propagan la ideología de género.

Eliminar la palabra "sexo" y sustituírla por el término "género" no es una ingenuidad en la evolución del lenguaje. Representa, más bien, un serio peligro para el matrimonio y la familia, y por tanto una grave amenaza a toda la sociedad.

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